MI AMIGO
II
La palabra aparece, se deshace
en mi voz, lentamente se consume,
se incorpora en un hálito y me sume
en el dolor de todo lo que nace.
Mi amigo, mi otro yo, mi escalofrío
se abre en esa palabra transparente
y a su sonido gutural, silente
o susurrando apenas, me confío.
Mi amigo es lo inusual, lo inestimable,
lo fascinante que aparece en tanto
busco dentro de mí la melodía.
Es quien me asedia y quien me dice que hable
y al hablar es quien hace con su canto
que nombre sin palabras la poesía.
La palabra aparece, se deshace
en mi voz, lentamente se consume,
se incorpora en un hálito y me sume
en el dolor de todo lo que nace.
Mi amigo, mi otro yo, mi escalofrío
se abre en esa palabra transparente
y a su sonido gutural, silente
o susurrando apenas, me confío.
Mi amigo es lo inusual, lo inestimable,
lo fascinante que aparece en tanto
busco dentro de mí la melodía.
Es quien me asedia y quien me dice que hable
y al hablar es quien hace con su canto
que nombre sin palabras la poesía.
III
Cuando era más pequeño, aquel amigo
que mora en mi interior, me parecía
no como hoy un espejo de poesía
sino mi más lunático enemigo.
Me convidaba penas, me dejaba
llorando en los rincones del ocaso
y no podía entender por qué a su paso
algo dentro de mí se transformaba.
Era él mismo, era yo, desarrollando
una manera de crecer extraña:
en soledad feliz y en grupo, triste.
Amigo, ¿dónde estás? Te voy buscando
desde hace largo tiempo y no me engaña
la ausencia que quedó cuando te fuiste.
Cuando era más pequeño, aquel amigo
que mora en mi interior, me parecía
no como hoy un espejo de poesía
sino mi más lunático enemigo.
Me convidaba penas, me dejaba
llorando en los rincones del ocaso
y no podía entender por qué a su paso
algo dentro de mí se transformaba.
Era él mismo, era yo, desarrollando
una manera de crecer extraña:
en soledad feliz y en grupo, triste.
Amigo, ¿dónde estás? Te voy buscando
desde hace largo tiempo y no me engaña
la ausencia que quedó cuando te fuiste.
IV
Te sospecho en la noche, te recuerdo
en la alta soledad de madrugada
cuando en cada sonido y cuando en cada
melancólico pálpito me pierdo
y me pregunto: ¿será él? ¿Será?
¿Vendrá a buscarme como ayer lo hacía,
encinta de la pútrida poesía
y de ese amor prohibido que me da?
Y, sin embargo, no, no estás presente,
no aparecés y nada es tan terrible
para mi corazón, para mi mente.
Amigo sin piedad, inexistente,
vivo porque te espero todavía,
porque, si no esperase, no sería.
Te sospecho en la noche, te recuerdo
en la alta soledad de madrugada
cuando en cada sonido y cuando en cada
melancólico pálpito me pierdo
y me pregunto: ¿será él? ¿Será?
¿Vendrá a buscarme como ayer lo hacía,
encinta de la pútrida poesía
y de ese amor prohibido que me da?
Y, sin embargo, no, no estás presente,
no aparecés y nada es tan terrible
para mi corazón, para mi mente.
Amigo sin piedad, inexistente,
vivo porque te espero todavía,
porque, si no esperase, no sería.
1 comentarios:
Amigo.
Hermano.
Siamés.
Gemelo.
Yo escribo un diario para decir estas cosas.
Un beso.
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