CUANDO NOS CONOCIMOS
Recuerdo: yo era hornero y vos estabas*
detrás del mostrador entretejiendo
el aire con millares de miradas.
Y ya te estaba, corazón, queriendo.
Así, yo con mis manos destrozadas
(quemadas en el horno) y vos, sabiendo
entre pizzas, bandejas y empanadas,
que algo en ese lugar iba naciendo,
empezamos a ver, a abrir la grieta
del muro de dolor de nuestros días
y un hálito estival vino a nosotros,
un son en la ciudad, la luz secreta,
la dadora de extrañas alegrías
y fuimos uno, amor, ante los otros.
*Cuando nos conocimos, laburábamos ambos en una casa de empanadas. Yo era hornero, pizzero: cocinero. Ella, telefonista.
2 comentarios:
pedro,
¡grato encuentro! ¡grandes coincidencias!tal como te decía en "¿De qué me quejo"...
Celebro el amor como un país de eterno veraneo, espero volver pronto alli..
Me gusto tanto "¿de qué me quejo?" que me gustaría postearlo en alguno de mis blogs, si vos me lo permitís (anexando el link a tus blogs por supuesto)
me verás pronto por acá.
saludos parisinos
m.v
M.V.: Y cómo está París. Qué hay por ahí?
Respecto del soneto, tenés la libertad de hacer con él lo que gustes. Tus palabras me honran.
En cuanto a esa faena mía, ahora pasaron un par de años desde que trabajaba en esa pizzería (que era en verdad una casa de empanadas)y ahora me gano la vida vendiendo, por teléfono, publicidad. O sea, fantasías.
Después voy a pasar por el tsunami a saludarte.
Buenos Aires te manda saludos.
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