CASI UN BOLERO
La mejor marihuana que probé
me la dio una mujer que conocí
una noche estival. Fue así: la vi,
nos pusimos a hablar, me enamoré,
nos dimos unos besos, la toqué
y ella sacó ese faso... Baladí
resultaría decir lo que pensé
(pensé que el faso tenía gusto a mí).
Y sucedió que, luego, si fumé
con cuanto contertulio me crucé
a medida que anduve, que viví,
nunca pude encontrar, nunca probé
un faso como aquel que (yo pensé)
guardaba un esencial sabor a mí.
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