jueves, 6 de marzo de 2008

LOA DEL GESTO

Ninguna intimidad en la mañana,
ningún furtivo rasgo dilettante,
sólo la nube rota y algo cana
que rapta la atención del caminante.

Prendida cual didáctica falena
al rostro detenido, está la aurora.
No transmite color. Su matiz mora
y enhebra una inusual enhorabuena.

La destemplada falta sensorial,
que en el pómulo fragua tonos magros
(a modo de proceso vegetal)

y acaso el breve pormenor hialino
(pues la facción sonríe), sus milagros,
serán (un rasgo) el arte paladino.


(1998)

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1 comentarios:

A las 6 de marzo de 2008, 14:41 , Blogger Pedro Kuy ha dicho...

Encontré un viejo cuaderno atestado de sonetos tan inhóspitos como éste. No sé. Me quedé anoche hasta la madrugada leyéndolo, hay muchos sonetos y poemas en verso blanco de 100 o 200 versos. No guardo la intención de publicarlos, pero quería hacer una prueba personal y dar a conocer alguno de ellos.

Cuando escribí ese soneto, yo vivía encerrado en una habitación, sin salir a la calle, a veces, por un mes. Me pasaba las horas de los días leyendo a Dickens y escribiendo loca, febril, constantemente. Vivía detrás de un placard, literalmente. Allí había establecido mi base de operaciones. Tenía una pequeña lámpara conmigo, una radio, los libros, mi escritura. Y qué era lo que hacía así, solo, con esas miserables herramientas? Algo sencillo, duro, interminable: buscaba sin paz a Kuy, lo iba creando.

 

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