LA SIESTA
V
Entonces explorar, andar la casa,
ir sigiloso por entre el arcano
de la invención, por todo lo que pasa
en la imaginación del ser humano
era mi salvación y era mi suerte,
mi destino en la siesta, mi primera
confrontación hermosa con la muerte
y con mi circunstancia verdadera,
como diría Ortega. Yo habitaba
ese mundo de sombras procelosas
y sin embargo en la invención estaba
habitando otro mundo, era un artista:
todas las cosas eran misteriosas
y todo era verdad ante mi vista.
3 comentarios:
Pedro! Aquí en su casa, las palabras me quedan siempre chicas. Solo puedo decirle con humilde simpleza: qué, pero qué lindos estos versos sobre la siesta. (Y ni me pregunto por qué me empeño en no tutearlo)
EStá bien. Hay preguntas que nunca hay que formular.
Las puertas de esta casa están abiertas, de par en par, Vir, para vos. (Ahora me entró la duda, y no sé si te tengo que tutear o tratarte de Usted. Hagamos una cosa: hoy te tuteo -qué lindo que suena eso- y la próxima vez te digo Usted.)
Dale, Pedro!!
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