domingo, 7 de octubre de 2007

LA SIESTA

II


La imagen de la siesta es recurrente:
la habitación en sombras, la ventana
desanimando el patio balbuciente
y la canción de alguna voz lejana

perdiéndose en la nada... Mi perplejo
rostro pueril cómicamente serio
que en la planicie inmóvil del espejo
se aproximaba al filo del misterio

de esa hora silenciosa, de la vida
arrinconadamente detenida
en una suspensión del universo

que sin dejar de ser apabullante
era a la vez hermosa, vacilante
y tan provisional como este verso.

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