PERDIDO ENTRE CUADERNOS
Silente soledad, presidio puro,
tu perturbada sombra me acapara
y ensombrecidamente con mi cara
fija una imagen en tu espejo oscuro.
Si fue mi corazón el inmaduro
e ineficaz la vida que librara,
yo ya no soy, ya no, lo que lo ampara
porque por fin lo he muerto, lo conjuro.
Si ahora de mí se forma, se sostiene,
tan solamente el alma lo detiene
y aunque fuerza su son, se desvanece.
Silente soledad, si lo he perdido,
si ha de volver al lado de tu nido
tratalo con cuidado, si aparece.
5 comentarios:
Este soneto lo hallé, como su título indica, perdido entre cuadernos.
Tengo cajas y cajones con montones de cuadernos; éste, en particular, el cuaderno del que extraje este soneto, contiene otros sonetos muy difíciles de leer, porque están llenos de tachaduras y remiendos, más allá de que resulten insoportables por su intrínseca carga de tristeza.
Bah, qué se yo.
También hay textos en prosa...
A veces, entre las hojas, encuentro algún dibujo.
A veces, en mitad de una página en blanco, sólo se advierte un signo de pregunta.
aplausos
Vir: tus aplausos son música en mis ojos.
Es que usted es un talentoso, Pedro.
No exagere, Vir, no exagere.
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