MI AMIGO
I
Desesperando siempre la palabra
que sube por furtivos recovecos
de sinrazón, me encanto con sus ecos
mientras espero que mi voz se abra.
Y al no abrirse mi voz y al no acercarse
esa palabra oculta (mi secreto),
persigo entre la trampa del soneto
aquello que de mí quiere escaparse.
Es en esa palabra que persigo
(palpita entre el silencio y la agonía
de un gemido feroz, aunque inocente)
donde empieza a nacer mi único amigo
que se desgaja en gotas de poesía
y me conjuga oscura, dulcemente.