BUENOS AIRES
II
Qué inquietud o qué espanto detenido
en cada calle tuya, Capital,
ciudad del soñador desconocido
que sufre la presencia de este mal:
está solo y sin voz, está perdido,
es un boludo más, sentimental,
pero a la vez percibe el encendido
efecto de su paso a lo fatal;
qué inquietud o qué espanto, qué motivo
hace que el soñador que canto así
ande libre, en la sombra, que esté vivo
y que encuentre su hogar dentro de mí?
(No sé si este soneto es sensitivo.
Está entre lo que soy y lo que fui.)